Por las mañanas al despertar, por las noches antes de dormir y después de cada comida. Acérquese al espejo del baño, frótese los ojos y espabílese. Péinese un poquito, aproveche frente al espejo para darse una manita de gato. ¿Listo?. Ahora que ve lo guapo y bien distinguido que es, tome su cepillo de dientes por el mango y, con la otra mano tome el tubo de la pasta dental. Ahora tiene las dos manos ocupadas, pero no se preocupe, con la mano que toma el cepillo destape el dentífrico. Con la mano que sostiene el tubo, presione levemente el contenido hacia afuera y colóquelo sobre las cerdas del cepillo de dientes. Una vez hecho esto, no olvide tapar de nuevo la pasta dental y regrésela a dónde la tomó. Presione las cerdas del cepillo hacia sus dientes y realice un movimiento de arriba a abajo de forma repetida. Suave y después rápido. Procure hacerlo con cada uno de sus dientes. No olvide la lengua, esa también hay que cepillarla. Una vez abarcado toda la boca, escupa el contenido y haga buches de agua hasta eliminar cualquier residuo de pasta. Enjuague el cepillo y colóquelo de vuelta. Dése unas palmaditas en las mejillas y sonría. Usted ha terminado.