Cosas que escribí para un güey y que ahora pueden pasar a ser de nadie:
Pensé en la danza de los cangrejos, que caminan hacia atrás pero nunca pierden de vista el mar. Pensé en las simultaneidades que traes en el alma y en todas las cosas que he olvidado de ti. Pensé en vivir bajo el sol y la arena como cama.Pensé en ver el cielo contigo otra vez.Y pensé que los cangrejos con alma de ermitaños viven de paso buscando una concha acogedora, que si reúno varios esfuerzos, podría ser yo.
Habría que ver lo que nos espera más adelante, pero desde ahora te lo digo, todo está condenado a cambiar. Los días, los contados días contigo… habría que ver qué tan grande es el infinito, ¿no? Habría que sentarse a ver el viento en las nubes, contar las hojas que caen de las ramas, derramar un poco de vida en lo que queda, y luego, el cielo, el árbol y el tiempo estarían yermos . No hay que detenerse a contar porque se te acumulan los segundos en la nuca y te hacen caer de bruces. Te lo digo, habría que ver hasta qué número sabemos contar mientras los días ya están contados por alguien más.